Tomando un café en Olivia te Cuida nos conocimos una mañana de invierno. Bea me contaba su impresionante historia de amor mientras yo tomaba notas para diseñar una boda a medida, lo que en ese momento no sabíamos ninguna de las dos era que iba a ser tan especial.
Bea está acostumbrada a organizar muchos eventos de trabajo, por lo que el hándicap era bastante alto y quizá por eso resultó tan fácil entender lo que quería. Pusimos todo nuestro esfuerzo y corazón en intentar sorprender a esta espectacular pareja. La finca que eligieron fue Soto de Cerrolén y el catering (espectacular, por cierto) corrió a cargo de La Blonda. Exquisitos, tanto en la comida como en el trato.
Después de esa primera cita hubo otras tantas y tras varios brunches, mercadillos itinerantes, visitas a la finca, al catering y al estudio, conseguimos idear un proyecto de decoración que de la mano de María, de Flores en el Columpio, resultó como veréis más adelante en las fotos. Pensamos que la manera más personal de relacionar el diseño con temas sentimentales era basarnos en unos tarros antiguos de farmacia de la familia y a partir de ahí, diseñamos la tipografía, la estética e incluso las barras de mojitos, de champagne y de paellas, junto con el puesto de un protocolo y un candy bar muy especial. Hicimos a mano unos tarritos con encaje para las velas y produjimos unas cajas de madera con agujeros para insertar las flores de forma aleatoria, currazo inmenso que llevaron a cabo María y su equipo. Para unificar el estilo, diseñamos uno a uno, los meseros, con nombres diferentes de ginebra y vodka, a los que acompañamos con unas minutas muy al estilo de diseño americano, utilizando la misma tipografía que con el resto de la papelería. El patio interior lo llenamos de velas, unas 500 ni más ni menos, y añadimos al conjunto unos farolillos color “Nara” que pintamos a mano y unos cuantos cojines de la novia.
Todo lo demás vino rodado gracias al buen gusto de los novios, que nos dieron toda la libertad y confianza del mundo para intentar llevar a cabo una boda de cuento, y gracias a los proveedores con los que tuvimos la suerte de compartir este grandísimo día, como fue la boda de nuestros Bea y Juaco. La boda finalizó, como no podía ser de otra manera (conociendo a esta pareja) con un fiestón sin precedentes, de la mano de Íñigo Castellanos (Dándote Ritmo), en la terraza con vistas al campo.
Momentos memorables tanto de los preparativos como de la boda hay muchos, me guardo para mí un gesto de los novios a su llegada a la finca que por poco no me hiceron llorar… Uno de esos momentos que me vendrán a la cabeza dentro de muchos años cuando recuerde entre amigos la razón de por qué me gusta tanto lo que hacemos. El siguiente sería la llamada de la novia a su regreso del viaje de novios.
Mil gracias pareja por permitirme formar parte de esta belleza de boda y disfrutarla casi tanto como vosotros. #comolatrutxaaltrutxo ;P
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