¡Una pareja única donde las haya! Él de Burgos, ella de Santo Domingo, unidos desde hace años por el ingenio del diseño animado, querían una boda que mezclase la esencia creativa con lo mejor de su tierra, manteniendo las premisas de una boda íntima en la que pudieran compartir ese momento único, sólo con los imprescindibles. Y así empezamos a diseñar un plan que tendríamos que llevar a cabo con éxito en cuestión de dos meses, pasando por un viaje relámpago Madrid – Burgos – Palencia – Valladolid – Madrid, para localizar y recopilar fotos de lo que luego formaría parte de la decoración de esta increíble boda, en una encantadora casa rural, La Casa del Huerto, en Vivar del Cid.
Elaine se enamoró del primer vestido que se probó, un precioso BDBA, de encaje, con inspiración al más puro Valentino años 60’s. El ramo, de peonías rosas y blancas, se lo hizo su hermana mayor la misma mañana de la boda. No hay palabras para expresar tanta belleza, así que os mostramos las impresionantes fotos que hicieron Cris y Ricardo (El Carrusel) para retratar este momento tan especial.
La ceremonia fue en el Palacio de Castifalé, un emotivo momento rodeados de todos los amigos y abrazados por sus familias. Después teníamos una sorpresa preparada en la plaza que da a la Catedral de Burgos…
Después de la ceremonia, organizamos un brindis con una copita de cava en el mítico restaurante L’Arruz, con vistas a una de los tres símbolos más emblemáticos y representativos del Gótico español, La Catedral de Santa María de Burgos, uno de los marcos más increíbles en los que se puede compartir una celebración.
El Carrusel acompañó a los novios a dar un paseo a solas por uno de los campos de espigas más bonitos de la estepa castellana.
Mientras tanto, ultimábamos los detalles esperando la llegada de los primeros invitados para recibirles con una copa de Agua de Valencia, seguida de un espectacular cocktail que corrió a cargo del Catering García, de lo mejor de Aranda de Duero.
En el jardín les esperaba otra gran sorpresa, un puesto de pulpo recién hecho y cortado, como en las mejores ferias de marisco del norte, que prepararon las chicas de Pulpeando. No tienen web aún, pero si queréis su contacto no tenéis más que pedirlo. El diseño del espacio, los puestecitos, pintados a mano la tarde anterior, el mobiliario improvisado con muebles de la casa del novio y de la propia casa rural (gracias Carmen) consiguió el efecto que la novia quería conseguir, trasladar una boda de Burgos a su preciosa isla con vistas al mar Caribe. Sería más correcto decirlo al revés, pero con la disposición de los elementos y el tiempo que nos acompaño por fin esa tarde, realmente lo parecía. Este puestecito de pulpo lo diseñó la novia y lo construyeron los familiares de ambos la misma mañana de la boda, junto con las pérgolas que veréis más adelante. ¡Quedó espectacular! El resto de cosas, bancos, guirnaldas de madera… las pintamos en tonos pastel para que tuvieran esa esencia hogareña que buscábamos para una boda íntima.
Con el permiso de Carmen, reubicamos los muebles de la casa para convertirla en un salón de fiesta lleno de detalles, con la presencia de referencias a Lego, el conejito de los novios, y un divertidísimo Candy Bar que reclamaba toda la atención de los invitados. Fuera les esperaba una sorpresa más.
¡Y era esta! la amenización del cocktail con un increible grupo de Jazz, Mastretta, que lo dieron todo hasta altas horas de la noche, un gran fichaje para todos los que os estéis planteando contar con un grupo auténtico para vuestra boda. ¡Muy recomendable!
Wendy, maravillosa, esperemos coincidir en muchas, si no te pillamos viajando por el mundo, un placer haber contado con tu inestimable ayuda.
Seguramente no podáis dejar de mirar las fotos una y otra vez, no sé si es la pareja, la belleza de las imágenes de El Carrusel… Pero vuelvo a empezar hasta que llego de nuevo a este punto. Una maravilla para recordar, en una tarde de verano, en Burgos.