Una pareja divertida y pasional donde las haya. A poco más de un par de meses de la fecha que habían elegido para casarse, quedamos en una terracita a tomar unos vinos para plantear las opciones para su boda. Habían estado de un lado para otro mirando fincas y ninguna encajaba en el estilo que estaban buscando. Me dijeron que querían combinar lo más divertido de una boda china y una española, ya que ambos nacieron en España y se sentían más identificados con el estilo campestre y desenfadado predominante en las últimas tendencias de bodas.
He de decir que si hay una pareja entusiasta, ilusionada y positiva que le planta una sonrisa a todas las adversidades, es esta, sin duda. Todo lo que les iba pasando a nivel personal en el transcurso de esos pocos meses (incluyendo la torcedura de tobillo de la novia en su despedida, a 3 semanas de la boda…) lo aparcaban porque para ellos su prioridad era que nada les quitase la ilusión de su gran día. Al final, incluso con las previsiones meteorológicas en contra y demás, todo dio un giro y salió más que genial. Y eso que a dos días de la boda el temporal nos limitaba y tuvimos que cambiar el horario y reorganizar todo en el último momento. Ni con esas se pusieron nerviosos, se dejaron aconsejar y es cierto que cuando los novios confían y dejan que todo fluya, los cambios siempre salen bien. No podía ser de otra manera, todo su esfuerzo, desde el momento de la espectacular pedida de Yiyi (con artista de caricaturas compinchado) su sorpresa musical (aprendió a tocar el piano en un mes, en secreto para sorprender a Lu durante la ceremonia) y todas las sorpresas que tenía preparadas Lu para la boda, tenían que verse reflejadas en un día en el que la apuesta no podía ser más que a la carta ganadora. El resultado, lo podéis ver en las fotos.
La boda se celebró en una finca genial de Aranjuez, con viñedo propio y vistas espectaculares. El Regajal. La ceremonia fue preciosa, en una zona ajardinada a los pies de las parras del viñedo, con una estructura preciosa que decoró la floristería Ocaflor, junto con el resto de los arreglos florales de toda la finca.
Mientras llegaban los invitados y pasaban por el precioso puesto de bienvenida que nos decoró Memorias del Ayer y seguían las indicaciones del cartel de Tu Decoración Original, Lu, se arreglaba en una de las habitaciones de la finca a disposición de los novios. Anita Pajares se encargó de dejarla guapísima (aunque ella ya lo es de por sí). Y a la vez que terminábamos de cuadrar los últimos detalles, el equipazo de Elena Bau preparaba el reportaje de fotos y vídeo con un cuidado impresionante.
El ramo de Lu era de La Sastrería de las Flores. El vestido de Pronovias y los zapatos de Christian Louboutin. La papelería, inspirada en el campo, diseñada en acuarela y maquetada en dos idiomas (chino y español), la organización de toda la boda y el diseño de los espacios, de Nara Connection (of course ;P).
Después de la ceremonia, los invitados disfrutaron, gracias a las buenas artes en cocina de Área Catering, de un cocktail en el que no faltó absolutamente de nada. El banquete se celebró al aire libre, disfrutando de un tiempazo increíble, en una terraza con vistas al viñedo, en la que dispusimos unos puestos buffet variados para que los invitados pudieran disfrutar de lo mejor de la tierra, del mar y de la montaña. Algo muy sorprendente para los que están acostumbrados a las bodas tradicionales chinas, en que nada se parece a lo que quisieron preparar los novios para sorprenderles. Aunque las sorpresas no terminaron aquí.
En la zona del baile, que dispusimos en la parte trasera de la finca, creamos varios espacios diferentes con barras de led en el exterior, cuatro barras de coctelería molecular, de Molecular Experience, un corner para el Cigar bar y el libro de firmas maravilloso (y único) que produjo en tiempo récord (gracias Alicia y Antoine!!) Mille_Feuille con las fotos de la Pre-Boda de Elena Bau. Al lado preparamos un espacio para una timba china para que los más mayores se integrasen también en la fiesta y no se fueran a casa.
Al final, entre las barras en interior y exterior, los invitados pudieron disfrutar como locos de la barra libre hasta altas horas de la madrugada, gamberreando, cómo no, con un photocall genial que prepararon de sorpresa las amigas de Lu y que bordamos con la decoración de Memorias del Ayer. Un lujazo de boda que nos sirvió para poner el broche a la temporada pasada.
Un placer absoluto trabajar con novios tan geniales y proveedores que siempre son garantía de éxito, generosos y dispuestos. Me encanta que los planes siempre salgan bien.
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